'Luke, examina tus sentimientos', una guía sobre discernimiento, familia y galaxias.
FERNANDO VIDAL.- Esta no es una guía de La guerra de las galaxias, pero sí una guía para mejorar el discernimiento en familia, que la hará capaz de viajar por las galaxias de la vida. Se pueden encontrar en Star Wars pistas que ayuden a la familia si atendemos a personajes positivos como los jedi Yoda u Obi-Wan Kenobi. En cuanto a personajes más controvertidos, Darth Vader quizá haya dado un único buen consejo a padres e hijos, y extremadamente útil: para saber la verdad, «examina tus sentimientos». Como veremos, hacer que su hijo mirara a su propio corazón acabó transformándole a él.
El discernimiento en la familia consiste principalmente en eso: examinar los sentimientos que en el fondo de la persona y el grupo suscitan los hechos, ánimos o dudas que necesitamos aclarar. En general no es bueno seguir los caminos oscuros de Vader, pero, cuando se trata del momento de la verdad, hay que hacerle caso: «Examina tus sentimientos».
La familia Skywalker de La guerra de las galaxias cuenta con la célebre «Fuerza». En el planeta Tierra no se ha descubierto esa Fuerza, pero contamos con una fuerza que muy posiblemente será mucho más útil para la vida como pareja, padres, familia: el discernimiento.
La reflexividad es la capacidad de las personas o los grupos para tomar conciencia de lo que es y les ocurre. Es una competencia que el mundo moderno cada vez exige más. Es más, las familias que no tengan capacidad para pensarse y discernir se encontrarán progresivamente en riesgo. Cualquier familia cuyos hijos tengan móviles y acceso a Internet ya es consciente de que es una urgencia que adquiera capacidad de discernimiento. Cuando se habla de la importancia del discernimiento, no se está proponiendo solamente desde una tradición concreta ni es algo exótico, sino que forma parte de una corriente mundial de nuestro tiempo. En todo el planeta se extiende la urgente necesidad de reflexión.
Antes, las familias contaban con comunidades y aliados que les ayudaban más intensamente a guiarse y a formar a sus hijos. Se hacía de una manera inmersiva: las familias y los jóvenes pertenecían a comunidades (cívicas, vecinales, culturales, educativas, profesionales, religiosas, etc.) con programas de formación integrales. Ahora la formación de la conciencia es más disgregada, selectiva y utilitaria. Y además ocurre en un mundo más diverso, con contextos cada vez más plurales en los cuales cada familia tiene que discernir más qué sucede y lo que puede y debe hacer. Eso nos da mayores libertades y movilidad, pero a la vez nos exige tener más capacidades como familia y dedicar tiempo a pensar juntos. Todas las familias se ven en la obligación de ser más reflexivas para poder dar sentido a lo que viven. El problema es si la sociedad es capaz de proporcionar los medios y acompañamientos para que las familias puedan aprender a ser reflexivas. En todo caso, el mundo requiere mayor capacidad de discernimiento a cada familia. Distintas ideologías, preocupaciones, sensibilidades y creencias coinciden al diagnosticar que, en un mundo de alta reflexividad, es necesario y urgente desarrollar las capacidades de discernimiento personal, familiar y colectivo. Sin cultura del discernimiento la democracia no es sostenible, y dicho discernimiento comienza en cada familia. Ojalá este libro ayude a ello.